No sólo porque es viernes, te pido que permitas que tu pequeño descanse, no sólo porque es viernes, te pido que dejes un poco de lado las tareas del hogar y te relajes; no sólo porque es viernes, te pido que prepares una comida más desestructurada y la disfrutes, no sólo porque es viernes, te pido que te sientes un rato y medites con calma esas decisiones que estás por tomar…
Los lunes pueden potenciarnos, los viernes desacelerarnos, pero que no sea solamente porque se aproxima el fin de la semana sino porque nuestra vida está corriendo a pasos agigantados y nuestros niños nos siguen presurosos, con sus pequeños pies.
No hay apuro porque el año que viene tu pequeño empieza primer grado y se teme en casa que:" el niño no sepa lo suficiente" o "pase un papelón". No hay apuro porque no aprendió a sonarse la nariz solito y tampoco sabe pedir para ir al baño.
Somos padres y las nuevas etapas nos aterran, pero si ellos llegaron a este mundo, confiá que no vinieron desprovistos.
No estarás allí en su primer recreo, pero mirará las trenzas que le hiciste antes de salir de casa y estará agradecida, no estarás allí para levantarle si se tropieza en el patio y tome del guardapolvo de su maestra para levantarse y por error, le diga: "mamá" pues no dejará de amarte, no te pedirá agua en su momento de sed, pero probablemente tenga un compañero que le comparta de la suya.
Si podemos confiar en nosotros mismos, confiemos también en ellos. Nos necesitan, si, queremos estar para ellos, sí, pero aprenderán nuevas herramientas para la vida, no para hacernos más felices a nosotros.
No, no te pongas triste, no quiere decir que ya no te necesitará, sólo que para los nuevos pasos que va a dar, le hace falta otro talle de zapatos…
Han crecido y aunque el capullo se abre lentamente, por eso mismo, no hay que apurarlos.
Sentite orgullosa de tu crianza, revisala de ser necesario, pero tomate tus tiempos aún en la maternidad.
Que sea hoy, pero… no sólo porque es viernes.
Abrazo.
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