Soy mamá de un preadolescente…
Mi hijo se me acercó, me regaló un dibujo y deje de atender lo que hacía para preguntarle: ¿hijo, cómo te sentís?
Para mi sorpresa, me expresó con sus mejores palabras, lo triste que se siente y lo frustrado por esta nueva etapa en la escuela. Venía de estar separado de sus compañeros, tras tan largo confinamiento, y volver a verlos a todos juntos, pensé que podría ser la cuestión. Siguió hablando y utilizó una palabra que me estrujó el corazón: “olvidados” …
¿Qué quiere decir esto?, hizo mención de que todos los que se sientan atrás y los que no participan en clase, nadie les habla o integra, no responden a las preguntas en clase y que el los mira y se siente tristes por ellos. los ve olvidados...
Seguimos la conversación y decidí abocarme a esta etapa por la que él transita, "la preadolescencia", explicándole que cosas puede llegar a sentir o experimentar y que no se sienta culpable por sentirse así, está a travesando cambios y viene de un confinamiento.
Es triste ver a tu alrededor y sentirte así, pero como padres y educadores, qué podemos hacer?, sé que no es fácil llevar una clase adelante con tantos niños, pero el menciona con nombre y apellido a niños en particular que nota que están silenciados, y lo más triste, él se siente uno de ellos.
Cuando comencé a hacerle ver que lo comprendo, que esta etapa no es fácil para ellos y como pueden llegar a sentirse, sus ojitos se llenaron de lágrimas y seguía estrujándome el corazón. Tuvimos una bella charla llena de abrazos, porque a los varones también se los abraza, eso no les hace más débiles, al contrario, fortalece su identidad. No solo pude escucharle y hablarle, sino que él recuperó” la palabra”, esa necesidad de decir aquello que venía guardando en su corazón y que cada día al buscarlo a la salida, no me lo decía.
Es mi deseo al exponer esta situación, comprender que no hay una nueva normalidad, para mí no la hay, esta etapa puede ser difícil aún para los adultos y es necesario, en la medida de lo posible, generar espacios para conversar, prohibir menos, por ejemplo: que no jueguen a la pelota por un error, prohibir menos a que no hablen en clases, dejarlos disfrutar de los dispositivos en un momento ( aunque sea del recreo) sin juzgar, porque han traspasado un duro momento y este ha sido también su refugio cuando no podían verse y si para los adultos la tecnología fue un escape ¿por qué vamos a prohibirles si se les pide que lleven los dispositivos al aula y los quieren utilizar cuando la clase ya ha terminado?
Han estado confinados y no podemos volver a encerrarlos dentro de las aulas.
Por más propuestas al aire libre, por más partidos de futbol en el patio, por mas mesas redondas y música en las aulas, que tiempo para aprender les queda mucho aún, y está comprobado que ralentizar es la clave.
No busco que la escuela los entretenga, sino que los contenga, que se vean sus caritas y se les acompañe, recordemos que hemos estado allí y más tímidos o más desinhibidos, lo hemos traspasado y en casa también ajustemos los tiempos y espacios para recuperar la palabra, no porque no hayamos hablado, sino porque es lo que ellos ahora necesitan decirnos.
¿Qué características se manifiestan en la preadolescencia?
· Duelo por el cuerpo y por la relación infantil con los progenitores
· Reestructuración del esquema e imagen corporal
· Ajustes a emergentes cambios sexuales físicos y fisiológicos
· Estímulo de las nuevas posibilidades que abren estos cambios
· Necesidad de compartir los problemas con los progenitores
· Fluctuaciones del ánimo
· Fuerte autoconciencia de necesidades
· Capacidad de evaluar mayores méritos y debilidades
· El juego mantiene su importancia
· La disciplina se acepta con exigencia de derechos y preocupación por la justicia
· Afirmación a través de oposición
· Curiosidad investigativa, interés por el debate
· Relaciones grupales con el mismo sexo
· Movimientos de regresión y avance en la exploración y abandono de la dependencia.
Tengamos en cuenta este silencio, este olvido que para ellos es todo un mar.
Quiero a mi hijo feliz, desde casa a la escuela, pero deseo que la escuela sea un espacio que promueva la reflexión, donde se hable de la ansiedad que les genera volver hace tan poco a clases y tener que escribir, copiar, mirar una pizarra negra y sentirse olvidados.
Mirian Milillo
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