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Foto del escritorMirian I. Milillo

La clave para una verdadera Inclusión


La inclusión, es lograr que todos los individuos o grupos sociales, puedan tener las mismas posibilidades y oportunidades para realizarse como individuos, independientemente de sus características, habilidades, discapacidad, cultura o necesidades de atención médica.

No es una moda, no se trata de un sentimiento, un deseo, se trata de una necesidad, de una realidad.

Miles de personas por el mundo quedan excluidos. Algunos a falta de un diagnóstico, otros por falta de recursos, por no encajar en el sistema, por ser “diferentes”, por su poder adquisitivo o por sus condiciones diferentes.


Al mundo, qué le falta?, ¿descubrir el significado de un término? ¿adoptar una forma de hablar o dirigirse?, ¿poseer un sentimiento de bondad?

Con los años y la experiencia, aprendí que simplemente falta algo muy difícil: “modificarse”.


Cuando años atrás mi entorno me decía en voz alta” tenés que cambiar”, aprendí que lo que en realidad me estaban diciendo es: “hazlo tú, porque yo no quiero modificarme”.

El deseo de algunos solo muestra la falta de su incapacidad o bien su indisposición.

¿Entonces que necesita el mundo?, cambiar o modificarse?

Muchos me dirán:” pues cambiar obviamente”, pero el tema sería preguntarnos: ¿y cuántos estamos dispuestos a tener que modificarnos para ello?

“Cambia tú”, se señala,” hazlo tú”, se pretende.


La persona que recibe un diagnóstico,( por ejemplo, médico), tiene muchas veces un entorno que no acompaña.” Si tú estás enfermo, pues haz algo tú” ¡Esa persona está enferma y lo que menos necesita es que se le añada más dolor, requiere que tú te adaptes a las necesidades que tiene ahora, que seguirán estando hasta que mejore o por el resto de su vida!


Si una persona recibe un diagnóstico acerca de su salud mental, la reacción de su entorno puede ser;” pues levántate, báñate y sal afuera”. Esa persona no necesita que se le exija aquello que no puede hacer, ¿no serás tú quien deba modificarse para poder estar presto para acompañarle en este proceso?


Muere un ser querido y llegan a tu casa a decirte, “ya pasó”. Esa familia está de duelo y no necesita ni de tu visita, ni de tu palabra ligera, necesita de tu manto de piedad y compasión…

Y así, nos damos cuenta que hay muchos más ejemplos que dar, en donde lo que se pide, pocas veces verdaderamente se da.


Si usted quiere incluir, pues no excluya, si desea ayudar, pues no ponga tropiezo, si desea animar, diga aquello que usted desearía escuchar u ofrezca su presencia en silencio o a la distancia.


¿Cómo puede el individuo modificar su conducta para beneficio de otros?, debe seguir un par de lineamientos, leyes y normas?


Existen desde el principio leyes que no han sido respetadas como ser: “amarás a tu prójimo como a ti mismo” y desde allí, muchas leyes fueron transgredidas.

Por más carteles que se pongan en la vía pública, por más señalizaciones y semáforos, el individuo es el que decide si seguir las normas, o no.


No podemos obligar a los otros a respetar, o ser amables, a ser solidarios, empáticos, a ser más humanos, simplemente nosotros mismos podemos contribuir con nuestro granito de arena.


Por estos días, un señor por la calle, le pidió ayuda a otro hombre porque argumentaba que se sentía mal. El hombre le negó ayuda y le dijo: “no, a ver si te me morís acá´” y se fue. Pidió ayuda a alguien más, esta vez una mujer, ella habló con él, le pregunto qué le pasaba y lo llevó hasta su trabajo. Resulta ser que allí varias personas le conocían, le ayudaron y también le contaron de sus pesares.

Una sola persona activó el amor al prójimo de otro grupo de personas, simplemente por ella, estar dispuesta a modificar su trayecto, su rutina, su accionar.

Es maravillosos saber que tenemos pruebas cada día para saber que hay dentro de nosotros.

Joyce Meyer dijo una vez, que somos como el dentífrico, si nos aprietan saldrá de que estamos hechos…


Usted y yo, cada día somos llamados a ser de bendición para otros, pero muchos dicen:” yo no puedo dar lo que no tengo” o, “primero tengo que estar bien y después doy”. Bernardo Stamateas dice que el amor no es un sentimiento, es una decisión y luego de tu decisión y tu accionar, viene el sentimiento.

No esperes sentir, no esperes estar completo, la gente rota, es la que más compasión tienen, el que menos tiene es el que más da, el que más ha sido perdonado, es el que más ama.

"El mundo va al revés".


Volvamos a darle el giro adecuado, ese que necesita para funcionar, y sí, el mundo no va a cambiar, pero si va a modificarse porque es necesario que así sea y porque tengo la convicción de que, aunque abunde la maldad, sobreabundará la gracia.


Da el asiento en el colectivo, aunque no lo sientas, mira si sube una persona discapacitada o con condición diferente y dale tu lugar, dale tu lugar en la fila del supermercado a la anciana así no te dé las gracias, quizá tu no oyes o ella no te vio.

Si un niño tiene un berrinche en la calle, no mires con juicio a su mamá, su niño puede estar transitando una crisis desde su TEA (Trastorno del Espectro Autista) o simplemente siendo un niño.


Una vez salía de una farmacia, preocupada, debía darle su remedio a mi bebé, mi primera hija, yo inexperta. Una señora se acercó, me ayudó y eso fue un bálsamo en el camino.

Si estas cosas no te suceden puedes comenzar a generarlas y verás como esta cadena no se romperá.


El mundo necesita gente como tú y yo, seres imperfectos, pero seres dispuestos.


Modificarse es hacer aquello que será mejor para los otros.


Empieza por ti, amate a ti primero, decide primero darte a ti lo mejor y serás una fuente inagotable de verdadera inclusión.


Mirian I. Milillo

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